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Acompañar y aconpañadxs en la debilidad







El texto del evangelio de hoy, nos muestra a Jesús sentado a la mesa con quienes le habian acompañado desde Galilea  a Jerusalén  (Jn 13,21-38).En la capital las cosas se ponen cada vez mas dificiles para Jesús y como nunca experimenta lo dificil que es que los poderosos dejen espacio a la actuación del Dios bondad y compasión.

Juan  presenta una escena dramática en la que  la incertidumbre, el miedo, la impaciencia encoge el corazón de sus seguidores y seguidoras. Todos son conscientes de que el peligro es cada vez más real y las preguntas se agolpan en las gargantas y buscan una palabra de aliento en el Maestro.

Jesús habla con franqueza, señalala traición, comprende la debilidad pero invita a la esperanza y a la reconciliación. Nada está perdido aunque todo parece fracasar...

Judas huye, no quiere escuchar...quizá la decepción y la rabia le impiden seguir compartiendo la mesa.

Pedro se siente confundido, quiere ser un heroe...pero su valentia no llegará al amanecer.  El gallo será signo de la deblidad pero también señalará ya en la oscuridad la mañana que traerá la luz y la Vida.

Un vez más parece no bastar las horas pasadas escuchando al Maestro, los días sin tregua viendolo sanar y acompañar lo que estaba perdido. La tristeza y el miedo son a veces más rápidos que las certezas. 

El discipulo amado parece ser el único que silenciosamente acompaña a Jesús. Su cercania  conforta al maestro y junto con las mujeres seguramente lo acompañe desde lejos en la subida al calvario. 

Acompañar y sentirse acompañadas/os es el único camino en los momentos en que la fe se pone a prueba y el corazón tiembla...

Seamos hoy también compañia unas/o para otras/os. Dejemonos acompañar por los demás. La esperanza y la vida se amasan cada dia en ese acompañamiento mutuo que nos hace fuertes, resilientes y comasivas/os

Carme Soto varela, ssj

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